¿Qué hago con un TE QUIERO?
¿Brilla más la luna para mí al oir eso? Lo dudo.
¿Aquel perfume cobrará mayor intensidad? Para nada.
¿Mi piel se erizará con esas palabras? Talvez.
¿Es lo que espero? Indudablemente no.
Deseo puedas ver la frialdad de las palabras.
Cuando uno siente lo que quiere decir,
de seguro lo demostrará de mil distintas formas.
¿Cuán impersonal suena repetir lo mismo?
Vale más el apoyo y el consejo oportuno,
la sonrisa de ánimo y la mano firme,
no besos, ni abrazos, ni cursilerías...
Una desnuda verdad que me mueva el mundo.
Un pellizco en el brazo que me despierte.
Un dragón púrpura que exhale por mi boca.
Una idea que me ayude a no desaparecer.
Una falacia que ejemplifique tu visión.
No quiero escuchar las palabras deprimentes,
las que todos las dicen y se gastan y mueren,
quiero un tatuaje por debajo de la piel,
una señal imborrable marcada con fuego,
una cicatriz en mis manos para tenerte,
sin depender, sin esperar, sin siquiera ver.
Ser espectro tras otras pestañas tristes,
el aliento que solo se ve bajo la lluvia.
No digas te quiero, no lo quiero oir.
No lo siento y no le tengo miedo.
Esas palabras no existen, nunca existieron.
¡Decido no querer!
¿Brilla más la luna para mí al oir eso? Lo dudo.
¿Aquel perfume cobrará mayor intensidad? Para nada.
¿Mi piel se erizará con esas palabras? Talvez.
¿Es lo que espero? Indudablemente no.
Deseo puedas ver la frialdad de las palabras.
Cuando uno siente lo que quiere decir,
de seguro lo demostrará de mil distintas formas.
¿Cuán impersonal suena repetir lo mismo?
Vale más el apoyo y el consejo oportuno,
la sonrisa de ánimo y la mano firme,
no besos, ni abrazos, ni cursilerías...
Una desnuda verdad que me mueva el mundo.
Un pellizco en el brazo que me despierte.
Un dragón púrpura que exhale por mi boca.
Una idea que me ayude a no desaparecer.
Una falacia que ejemplifique tu visión.
No quiero escuchar las palabras deprimentes,
las que todos las dicen y se gastan y mueren,
quiero un tatuaje por debajo de la piel,
una señal imborrable marcada con fuego,
una cicatriz en mis manos para tenerte,
sin depender, sin esperar, sin siquiera ver.
Ser espectro tras otras pestañas tristes,
el aliento que solo se ve bajo la lluvia.
No digas te quiero, no lo quiero oir.
No lo siento y no le tengo miedo.
Esas palabras no existen, nunca existieron.
¡Decido no querer!
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