jueves, 1 de enero de 2009

"EVERYTHING CAN CHANGE IN A NEW YEAR'S EVE"???

Y el extasis del final inundó a todos los kiteños. El cielo entenebrecido con chispas entre rojas, amarillas y verdes espanta los gatos nocturnos. Fuego en cada esquina y las explosiones crean el perfecto escenario de bombardeo con el que crecí, el reality show de la guerra del golfo. Muestras de cariño, buenos deseos, augurios del fin de los días y la nueva situación del mundo, crisis. Saturamos las líneas telefónicas, los celulares y hasta el mismo internet para demostrarnos lo que no pudimos durante los otros trescientos sesenta y cuatro días. Frases repetitivas, sonrisas de medio lado y palabras forzadas para no ser grosero. Festines característicos y los empachos posteriores. Agradezco a los gregorianos por su calendario, nos justificaron la demencia momentánea de todo occidente. Y entre la multitud de disfraces, monigotes y trasvestis debe haber un lugar donde sus ojos verán el mismo cielo entenebrecido y las chispas entre rojas, amarillas y verdes. Pero no pensará lo mismo que yo. Yo de negro, con ira en la mirada, con el arrepentimiento entre ceja y ceja y un infinito sentimiento de perenne culpa sobre mi espalda. No me junto a las personas, las veo de lejos, impávidos mientras el fuego consume sus malos recuerdos (aserrín y papel periódico). Hace tanto que ruego por un golpe cósmico, y que el mundo estalle en confeti esta noche ya no significa lo que pudo haber significado hace más de mil días. Siguen las chispas y yo describo mi propio festival pirotécnico en el vacío interior. Solo humo queda en el ambiente... El recuerdo de que algo llegó a su final, pero nos deja muy impregnado en la piel su olor, para no olvidar que aunque no esté, alguna vez estuvo y dejó una huella. Bailarán solitarios por las recién quemadas avenidas, sin pensar en el mañana ni en el ayer. Pensarás, talvez, que será del pobre loco que no supo reaccionar, pero sin la sonrisa que aprendí. Viajarán y se casarán, esperarán sentadas y acostadas, yo estaré con la mirada perdida en el lugat que tú conoces. El final de la espera llega cuando lo decides. Yo perdonaré mis heridas causadas y provocadas, tragaré saliva y diré Feliz Año. Nada ha pasado...

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