jueves, 7 de marzo de 2013
Mujer
Mientras me paro enfrente de todos y todas, mi mirada se concentra en ti. El resto aplaude mi actuación pero no tú. No te convence la obra, evades mi mirada sentada. Hoy te veo pequeña desde el escenario. Tu sonrisa borrada, aunque sabes que la adoro, sonrisa universal. Analizas el último acto, sé que más tarde cuando yo me acerque a ti a tener que preguntarte si te gustó lo que viste me dirás que no, y no será sorpresa. Los demás habrán visto una comedia sarcástica, tú habrás visto dolor y culpa, los demonios que piensas me atormentan. Lo que me atormenta es tu indiferencia. Filósofa íntima te crees frente a mí, me fascina verte intentarlo, como repitiendo lecciones mal enseñadas. Tú eres la espectadora de mirada profunda, con ojos grandes que combinan con tu rostro demasiado expresivo. Mi niña de piel canela, engreída y consentida, no podré cambiar tu mente porque ahora las barreras están de tu lado. Luego de verme por 30 segundos, en lo que imaginé mil diálogos y ninguno terminaría a mi favor, decides aplaudir, y reconozco el sonido de tus anillos al golpearse entre sí. Tus movimientos desatan una nube de tu olor, no tu perfume ni tu crema, el olor de tu piel. Un olor que también es sabor. Solo después de tu forzado aplauso puedo hacer reverencia de agradecimiento. Ahora valió la pena convertirme en personaje nuevo. Tercer aplauso y viras los ojos, sonríes, tal vez intimidada porque no quito mis ojos de ti, te llevas una mano al rostro y miras para un lado. Rompes la conexión. La gente -masa uniforme y homogénea de personas civilizadas- empiezan a dejar el teatro. Te levantas y una chispa hace que decidas esperar un poco más. Nunca me dirás a qué se debió esa chispa. No te mueves de tu asiento porque sabes que puede acabarse el mundo en dos minutos pero yo seré el que se acerque. Medidas extremas. "Bien, no me gustó, pero te apasiona". Son tus palabras, "Lo sé", mi respuesta desesperada que oculta sentimientos, necesidades, requerimientos y reclamos. Dos palmadas en la espalda, por convención social o porque con eso quieres decirme lo que yo callo. "Nos vemos". Mientras lo dices alguien más me felicita por la función en palabras inentendibles que resbalan; tú te vas con un "Bye" tan indiferente que sabe a pena. Yo, con ganas de ti, pero no, hoy no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
ausente(s) presente(s)...